I Llegué finalmente a Mario Levrero después de Xalapa. Podría decir, más bien, que Xalapa me echó en la cara al uruguayo. Compartí cuarto con un compañero de la facultad que durante buena parte de nuestra estancia no se despegó de su celular. Constantemente le escuchaba murmurar o susurrar
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Firmé los papeles de recibido por mi nuevo refrigerador, firmé el pago de la mensualidad de mi casa, y antes de irme al trabajo firmé otro papel para autorizar la muerte de mi gato. Pagué con tarjeta de débito el servicio de cremación y elegí una bolsa ecológica para depositar sus cenizas. Sobre el escritorio
Reggae night I Puede parecer el mejor trabajo del mundo: sólo fines de semana, buena música, chela gratis. Sin embargo, como dijo Sartre, el infierno son los otros. Mi infierno hoy tiene una playera extra grande en un cuerpo mediano con la leyenda Sureño formada con letras cadavéricas, se mete al baño y
Hay una religión en la ciudad de Pataniko que trata de combatir el fanatismo. Por supuesto, los adeptos no son muy devotos pero de vez en cuando se reúnen a contar historias de soldados muertos por fidelidad. El valor que más se aprecia entre estos religiosos es la desconfianza. Y desconfían de todo y por
La actividad era simple: escribir su opinión sobre un tema. Les sugerí su serie favorita, la plaza a la que asisten frecuentemente, el último concierto al que asistieron. Pero no. Mis alumnos eligieron temas bastante generales y complejos: la política mexicana, el cine de horror, la cocina y la pintura. —Bueno, pues van
Eva tenía trece años y treinta y cinco kilos distribuidos en un cuerpo largucho y sin prisa en crecer. No supimos cuándo comenzó a encerrarse dentro de sí misma y decidió no volver a salir a la calle, a las fiestas de piscina o a la playa. Se molestaba con mi papá cada
Natalia Lafourcade. Progreso. Jazz. 8:20pm. Mariana, mi compañera de prensa, estaba angustiadísima por mi tardanza. Todos los reporteros subían a los autobuses y yo todavía no me acreditaba. Alcancé a llegar por un pelito antes de que el camión estacionado en el muelle zarpara hasta donde sería el concierto. La zona de prensa estaba a
Cinco minutos de soledad, de Anita Joker Curriculum, de Anita Joker No hay loco que por drogas no venga, de Anita Joker No hay muerte digna, de Anita Joker Relato breve de Pataniko, de Anita Joker El B side de una noche de jazz, de Anita Joker Que no se nos haga costumbre el miedo, de