I
Soy posiblemente
una cosa donde el tiempo
tuvo un error.
Ferreira Gullar
Esto
apenas aire, apenas tibio
quiere ser palabra y no lo logra
porque hay cosas que más allá de la frontera del aliento
apenas rebasar la punta de los dedos
se deshacen en golpe de ceniza.
Quiero creer que hay otros hombres también conscientes de esto
y que sus oídos se erizarían como trigo al golpe del viento
si me escucharan decir “hay algo donde al parecer no hay nada”
algo hecho de la misma materia del silencio
porque apenas se le menciona, desaparece
no vuelve hasta que todo queda inerte y en oscuridad
y regresa a vigilarnos desde lo ignorado
(…)
algo que no se deja herir de palabras
que escapa a cualquier red tejida por el pensamiento
y corre a esconderse allá donde el lenguaje no tiende su mano
algo
(…)
Esto de lo que hablo bien puede ser la muerte
o acaso la vida (o) el amor (o) la verdad
tres formas distintas de decir incertidumbre
o de nombrar la nada
II
Y yo estoy mudo para contarle a mis
venas
cómo la misma boca bebe del manantial
de la montaña
Dylan Thomas
Existe una presencia detrás de cada cosa en este mundo
algo vivo y palpitante
en cada palabra que el hombre ha elaborado para asimilar la realidad
Puede ser que en la madrugada
más allá de ese crujir de sábanas que por un segundo cubre toda la existencia
alguien más, también crucificado en duermevela
note en su costado esta herida de incertidumbre
sin saber
sin imaginar
que alguien parecido a él, hecho de la misma sangre
con una muerte parecida a la suya creciéndole en el cuerpo
con un tiempo similar palpitándole entre las costillas
siente lo mismo y podría entenderlo si tan solo hablaran
Creo que ya lo dije
pero voy a repetirlo hasta que cada palabra pierda el sentido:
detrás de cada cosa en este mundo hay una claridad que nada nubla
una luz que no conoce parpadeo
un leño que la lumbre no alcanza a devastar
y es eso lo que quiero decir
aunque no sé cómo hacerlo
las manos del habla son muy grandes para hurgar en esta herida
III
Esto
apenas intuición
apenas nada
que creía perdido sin haber sido encontrado
ahora vuelve
y sigo sin saber qué es
Acaso ahora me mira desde el rabillo del ojo
escondido en la sombra de cada pálpito
o en la boca abierta que no alcanza a decir palabra
Tal vez en el sueño
cuando se está a punto de abrir esa puerta siempre cerrada
y entonces el despertar llega
Pero una cosa es segura: pasó por aquí
abriendo el mar rojo del pulso
devastando el follaje de las horas
Veo sus huellas en la hierba del aliento
se puede escuchar el eco de sus pasos alejarse
el sueño sigue revuelto por el golpe de su cuerpo
y ha vuelto a esconderse
Quizá sea mejor callar
puede que cada palabra sea leño en la hoguera que alumbra su retirada
árbol caído por el que atraviesa el abismo de las horas
IV
[…]un plan de acción para suplantar un plan de
acción; un
menguar; una dispersión y una
metamorfosis.
William Carlos Williams
Algo salta de entre el oscuro matorral de la memoria
como cuando un ciervo pasa frente a las luces de un auto a mitad de la nada
en huida hacia cualquier parte (imposible saber si va o viene de la muerte)
No se puede estar seguro si fue fantasma o carne lo que rompió el cuerpo de las luces delanteras pero
así, a mitad de la nada, con la oscuridad palpitándole alrededor al mundo
¿de verdad importa si fue espíritu o carne lo que tropezó por un segundo con las luces?
Así pasa con esto, que un día salta del olvido frente a la luz de la consciencia
poco importa ya si eso que se extraña alguna vez pasó
está aquí, y nada más parece importar
V
Esto es un perro de no conocida raza
con un ojo blanco
y un ojo negro
y de los ojos de sus ojos
sólo encontrarás la absoluta pérdida
E.E Cummings
Esto es la semilla que eclosiona entre los adoquines
y nadie sembró
un incendio de diez días provocado por ninguna chispa
Esto es palabra en la punta de la lengua
nadie la dijo y sin embargo retumba en las paredes del diafragma
está adentro, pero el oído no recuerda haberlo dejado pasar
una vez dicha, no puede desoírse
Esto es un perro abandonado al pie de la avenida
mirando pasar los autos sin comprender qué es lo que sigue
imposible saber de dónde vino o si mañana seguirá aquí
Esto es la llamada que no se alcanzó a contestar y nunca vuelve
una carta sin remitente al pie de la puerta
una libreta sin nombre perdida para siempre en algún tren
VI
Pasa la luz por el río sin mojarse ni romper el cauce
esta agua
tallada de un agua más grande
afilada contra la orilla del tiempo
corre para alcanzarse a sí misma una vez más
bandada de pájaros líquidos color de cielo volando de piedra en piedra
Pasa la palabra a través de aquello que trata de nombrar
sin sacudirlo ni llamarlo en realidad
y queda aquí una sensación sin cuerpo
suspendida también en algo que no fue
ni alcanza a ser
IX
Cansado de todos los que llegan con
palabras, palabras, pero no lenguaje
Tomas Tranströmer.
Un golpe de sol atrapado en un cristal
un ave bordada en el telar del cielo
un árbol con su propia sombra como lazarillo
guiándolo de un lado al otro de la tarde
―no, aquí tampoco eso que busco―
(Hurgo en todo lo que he visto
o podría llegar a ver
pero nada, aquí no está)
En estas palabras no se encuentra el mundo
apenas su retrato hablado
fotografía borrosa
tablilla braille desgastada
Una casa a medio derruir
una tumba escondida entre la hierba los días
una iglesia abandonada, abrevadero de ecos
―rescoldo en la memoria, humo en la garganta: llegué tarde, se ha ido―
Tal vez esto que busco pasó ya por mi consciencia
cubierto con la piel de otra palabra, disfrazado de un rostro cotidiano
lo dije sin saber que lo decía
y ahora se aleja hacia esa isla donde la espuma de las palabras apenas lame las costas
Queda aquí una cicatriz de hierba arrancada
un beso de hoguera en la piel de la memoria
una calle inacabable nadando río arriba en el insomnio
ralladura de cobre en el paladar
Pero aquí adentro sigue eso
esto
y no hay forma de saber qué es o si termina
X
Algo entra a la habitación del pecho un día
luego de habernos mirado tantos años por la cerradura del parpadeo
discretamente, casi secreto de tan natural
Abre todas las puertas y ventanas, como quien regresa a la casa de su infancia
se sienta en el suelo desnudo del último respiro
y toma entre sus manos una fotografía que a nadie (salvo nosotros) diría algo
ahora entiende la memoria que aquí estuvo todo este tiempo eso
y no es tarde
para lo claro y limpio nunca es tarde
sólo que ya es imposible decirle a alguien más que por fin entendemos dónde nacía aquella luz que a veces parpadeaba en medio de la consciencia

Aldo Rosales Velázquez. Ciudad de México, 1986. Autor de La luz de las tres de la tarde (BUAP, 2015), Tiempo arrasado (Revarena, 2019), Mismatch (Cuadrivio, 2020) y Linde faz (FETA, 2018), entre otros. Premio Nacional de Crónica Ricardo Garibay 2018. Fue seleccionado para el número especial La crónica, el arte de narrar, de La Jornada. Coordinador del Taller de Creación Literaria del FARO Indios Verdes, en CDMX.
Foto de Fondo creado por topntp26 – www.freepik.es