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No es obligación sentir afecto
por quien ve en nosotras a la mujer de su vida,
como no es posible que él se victimice cuando digo no,
peor que les diga a sus amigos que soy mala
e inconcebible que él y sus amigos me odien
por el solo hecho de ser libre.
*
Quisiera decir “triste, gracias”
después del acostumbrado “cómo estás”,
pero nos han habituado a silenciar la tristeza
en lugar de traducir a queja
la profundidad de la herida.
*
A veces es necesario cerrar la boca,
dejar que el silencio caiga como lluvia tras la sequía.
Es necesario callarse
y dejar que el dolor se riegue por los ojos
sin decir nada.
*
Después de lavar las tazas
las seco cuidadosamente,
las contemplo
y las llevo al aparador
antes de guardar todas
se me cae la última.
Suele pasar con las personas
como con las cosas
terminamos destruyendo
lo que más cuidamos.
Tania Maribel Salinas Ramos. “El último rincón del mundo”, Loja-Ecuador.
¡Genial!
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Gracias 🙂
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